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Lugar de resonancias y ecos de niños, de jóvenes y ancianas que dominan el canto y el silencio. Se dice que las mejores voces conocen registros dolorosos como los que una madre emite al tener que desprenderse de su bebe. Este registro suele ser fuerte como la muerte y débil como las heridas profundas que terminan por ablandar a las más valientes. En la casa de las voces lo más importante son la riqueza sonora que tienen sus habitantes. Algunos saben imitar los fenómenos naturales, como torbellinos, cascadas ellos conocen el arte de sanar con sus voces. Otros saben susurrar o surcar en los abismos del amor o de la soledad, pudiendo llegar a recordar lo que vendrá. Es un lugar predilecto para calmar y fortalecer los ánimos. Por ello los mandatarios de pueblos o de naciones, encuentran la paz, la serenidad y la elocuencia. Las voces cuchillos que limpian, curan, hieren o hacen enfermar, solo al ser pronunciados. Gargantas de ecos, las palabras digeridas son las que salen con energía, consciencia, son las voces que recorren los pasillos, los días y los años rebotando para ser guardados en las consciencias, voces de agua calientes y frías, voces criticas que emergen de las arterias de un Ugari a pleno rendimiento, buceadores de soluciones, científicos de bramidos que se adaptan a la furia de desiertos, montañas y océanos. Arrancan e irrumpen como el viento pendenciero, golpeador. Lejos de perderte entre los sonidos,encuentras lo que más necesitas para ser la luz en la oscuridad de las dudas. Esto es lo que hace que nos visiten tantos y tantos jefes de estado, personas enfermas de: amor, cólera, miedo, desidia, tristeza.. Estas voces, abren caminos donde los muros se apilan, funden el hierro, el oro, el hielo, no deja a nadie sin respuesta. La breve fuerza de una vida repetida en millones de vidas, en el instante que más lo necesitamos. El corazón arropado cree estar en el limbo, protegido, aun muriéndose, se envalentona por saber que vive todavía. Las nieblas se disuelven al paso del aliento. Voces que se unen por siempre, en el presente que fue ayer, hoy y mañana
Gerba